viernes, 11 de marzo de 2011

Homenaje a Ferro, por Alfredo Grondona White

Alfredo Grondona White, a modo de homenaje hacia Eduardo Ferro (“ferrito”, como lo llama afectuosamente) escribió las siguientes anécdotas.


En Junio del 87, fuimos invitados una caterva de dibujantes a Posadas, Misiones, organizada por un porteño expatriado y pagado, después nos enteramos, por Renault.
Entre los agraciados estábamos Ferrito y yo. Como no estaba disponible el hotel
al que debíamos parar, nos enviaron a una casa de familia que ofrecía alojamiento. A la noche, después de comer, se fueron todos, o algunos, al casino, a timbrar.
Me tocó, por esa única noche, compartir la habitación con Eduardo. ¡Cuál no sería mi sorpresa, al despertarme, que Ferrito no estaba en su cama! Al rato entró, cubierto con una frazada y completamente vestido, diciéndome que mis ronquidos no le habían dejado dormir y se había ido a dormir al pasillo.
Al día siguiente, el organizador, nos llevó a un restaurante de pastas, famosa en Posadas. Todo el mundo pidió agua sin gas, gaseosas y esas porquerías y cuando me tocó el turno pedir, pedí vino tinto. Ferro, que estaba sentado frente a mí, dijo: "me prendo".
Allí empezó la joda. El abstemio Garaycochea, el pulcro Caloi y otros nos miraron como aterrados. A mi diestra, tenía sentado a Langer, quien me dijo "¡Grande, Grondo"! mientras bebía de un cartón de leche malteada. Al final, empezaron todos a gritar "¡Pasen las botellas para acá, borrachos"!
Comentamos con Ferrito, rumbo a las cataratas, "¿Viste, nene, que alguien tiene que hacer punta? ¡Grande, campeón!"

Ferrito fue un verdadero amigo.

Alfredo Grondona White

1 comentario:

Edu Molina dijo...

Muchachos, no puedo ocultar la emoción, (en realidad, sí, estoy atrás de una pantalla), que lujo es pertenecer a este blog, compartir espacio con un maestro como Grondona White, y anécdotas como ésta.